Mi madre tocaba el
ukelele y tal como sus niños ella
tenía uno de plástico. Se podía
tocar esos instrumentos pero en
realidad eran como juguetes. Había
un ukelele de madera en la tienda de
música no muy lejos de nuestra casa.
Era un barítono que costaba 40
dólares, muchísimo dinero en aquel
entonces. Ella tenía muchas ganas de
tenerlo.
Cuando llegó la navidad
todos creímos que mi padre le
regalaría a mi madre el ukelele de
madera pero en lugar del instrumento
le compró un reloj carísimo.
Un día oí a mi padre
decir arrepintiéndose:
—Yo debería haberle comprado
el ukelele
en la navidad.
Yo posiblemente haya
oído eso en el cumpleaños de mi
madre en marzo. Mi padre debe de
habérselo comprado como regalo de
cumpleaños y me hace sentir feliz
creer esto porque así ella no debe
de haber tenido que esperar mucho
tiempo para tener lo que quería.
La siguiente foto fue
tomada en julio de 1961. Por eso
ella ya podría haber tenido el
instrumento por cuatro meses.
Mi madre tocando el
ukelele barítono en 1961. Mi tío, Mole Cole, está a
la izquierda. No sé quién es el guitarrista.
Mi tío Mole les había
enseñado a sus sobrinos a tocar y
puede ser que él le enseñó a mi
madre también. No podría haber sido
mi padre: él era un pianista
maravilloso y podía tocar la
trompeta, pero no tocaba el ukelele.
Sé que también mi madre tenía un
manual de instrucciones sobre el
ukelele y todavía lo tengo en casa.
El
manual de instrucciones de mi madre
En
mi ensayo “los jinetes”
de este libro
cuento algo importante que
dijo mi héroe de música, el
Ranger Doug. Al enseñar su
método de tocar acordes de
solamente tres cuerdas dijo:
—Más sencilla, más
elocuente.
Bueno.
El ukelele se construye así en
la fábrica. Cuenta con solamente
cuatro cuerdas y por eso para mí
el sonido resultante es limpio,
rico, y sofisticado. Siempre he
dicho que es el instrumento más
subestimado de todos. En los
años 20, 30, y 40 la partitura
de canciones muy a menudo
incluía los acordes para el
ukelele. Aun las más respetadas
composiciones de jazz llevaban
acordes para ukelele.
“Sophisticated
Lady” por Duke
Ellington con acordes
de ukelele de mi
colección. Incluso se
enseña a afinar el
instrumento. Esa es
una de mis canciones
predilectas y la toco
en el piano. No sé por
qué pero cuando sueño
que estoy tocando el
piano esta es la
canción que siempre
toco.
Detalle de la
partitura
George
Harrison, el guitarrista de los
Beatles estaba loco por este
instrumento y Paul McCartney aún
hoy siempre lleva al escenario su
ukelele por lo menos una vez
durante sus espectáculos. Cuando
George se murió, Joe Brown tocó la
canción “I’ll See You in My
Dreams” por Gus Kahn y Isham Jones
en el servicio de conmemoración.
El arreglo, tomado directamente de
la partitura de 1924 es increíble.
Hace
dos años una muchacha española que
yo conozco me invitó varias veces
a tocar con ella. Ella tocaba el
ukelele. Llevaba a una amiga que
también tenía un ukelele. Ella
tocó el mismo arreglo de Gus Kahn
en la clave de Fa exactamente como
lo había hecho Joe Brown.
Pero
he divagado.
Un
día, de niño, le pregunté a mi
madre:
—¿Estabas decepcionada
cuando no recibiste el ukelele en
la navidad?
Contestó
alegremente:
—Bueno, yo creo que un
poquito tal vez. Pero ahora estoy
contenta de tener el reloj.
Ella
muchas veces cantaba la canción
caribe “Maryanne.” Siempre
recuerdo la canción y siempre me
ha gustado. En el año 2006 yo
grabé una versión con armonía de
tres partes.
Mis
hermanos y yo. Soy yo en la parte central de la
foto.
Otra
sesión con el ukelele
Cuando
mencioné a mi hermana que
pensaba escribir de nuestra
madre y su ukelele ella dijo:
—Me acuerdo del ukelele
muy bien. Recuerdo también que
un día ella dejó de cantar.
Nunca volvió a cantar más y no
estoy segura por qué.
Era
cierto. Ahora que lo pienso yo
de niño también sabía que
ella había dejado de cantar y sí
creo que esto pasó de súbito.
¿Por qué? Tampoco lo sé yo.
El
ukelele barítono se quedó en un
anaquel — el ropero de la
recamara de mis padres — por
muchos años. Me pregunto por
dónde habrá ido. Me pregunto por
qué mi madre dejó de tocarlo.
Puede ser que nada más se cansó
del instrumento.
28: My
Mother’s Ukulele
My
mother played the ukulele and like
her kids she had a plastic one.
You could play those instruments
but in reality they were like
toys. There was a wooden ukulele
in the music store not far from
our house. It was a baritone that
cost 40 dollars, a lot of money
back then and she really wanted to
have it.
When
Christmas came, we all thought
that my dad was going to buy my
mom the wooden ukulele, but
instead of the instrument he
bought her a really expensive
watch.
One
day I heard my father saying
regretfully: “I should have bought
her the uke for Christmas.”
I
might possibly have heard this on
my mom’s birthday in March. My
father must have bought it for her
as a birthday present and and it
makes me feel happy to think that
because that way she must not have
had to wait very long to get what
she wanted.
The
following photo was taken in July
of 1961. Therefore she already
must have had the instrument for
four months.
My mother playing the baritone ukulele
in 1961. My uncle, Mole Cole, is on the left. I
don’t know who the guitar player is.
My
uncle Mole had taught his nephews to
play and it could be that he taught my
mother as well. It couldn’t have been
my father: he was a fantastic piano
player and could play the trumpet, but
he didn’t play the ukulele. I also
know that my mom had an instructional
book on the ukulele and I still have
it at home.
My Mom’s
Instructional Book
In my
essay “The Riders” in this book I tell
about something important that my
musical hero, Ranger Doug said as he was
teaching his method of playing guitar
chords with only three notes.
“Less
is more.”
Ukuleles
are made in factories. They come with
only four strings and so for me the
resulting sound is clean, rich, and
sophisticated. I’ve always said that the
ukulele is the most underrated
instrument of all. In the 20s, 30s, and
40s sheet music quite often included
ukulele chords. Even the most respected
jazz compositions came with chords for
the ukulele.
“Sophisticated
Lady” by Duke Ellington with
ukulele chords from my collection.
They even show you how to tune the
instrument. This is one of my
favorite songs and I play it on
the piano. I don’t know why, but
when I dream I’m playing piano,
this is the song I always play.
Sheet Music Detail
George
Harrison, the guitarist in the Beatles,
was crazy about that instrument y Paul
McCartney even today always brings his
uke on stage at least once during one of
his shows. When George died, Joe Brown
played “I’ll See You in My Dreams” by
Gus Kahn and Isham Jones at the memorial
service. The arrangement, taken directly
from the 1924 sheet music, is
incredible.
Two
years ago, a Spanish girl that I know
invited me over a few times to play with
her. She played the ukulele. She brought
along a friend that also had a uke. She
played the same arrangement by Gus Kahn
en the key of F exactly as Joe Brown had
done.
But I
digress.
One
day as a kid, I asked my mom, “Were
you disappointed when you didn’t get
the ukulele on Christmas?”
“Well,
I guess I was a little perhaps,” she
answered cheerfully. “But now I’m happy
to have the watch.”
She
often played the song “Maryanne.” I
always have remembered the song and I’ve
always liked it. In 2006, I recorded a
version with three-part harmony.
My brothers and I.
I’m in the middle of the picture.
Another session with
the ukulele
When I
mentioned to my sister that I was thinking of
writing about our mother and her ukulele she
said, “I remember the uke really well. I also
remember that one day she stopped playing. She
never played again and I’m not sure why.”
It was true.
Now that I think of it, as a kid I also knew
that she had stopped singing and, yes, I think
that it happened suddenly. Why? I don’t know
either.
The baritone
uke stayed in a closet—the clothes closet in
my parents’ bedroom— for many years. I wonder
where it could have gone. I wonder why my mom
stopped playing it. It could be that she just
got tired of the instrument.
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