Old Fruit Cans
 

Old fruit juice cans.jpg
(Picture From Online)

Today's memory snippet.
I'm sure they don't make them anymore; those little tin cans of frozen, concentrated fruit juice. They use paper now, I'll bet. But I still remember the little ones. A can that size went a long way and the cans themselves and I'm guessing that the thickness of the sheet metal used for cans in general was standardized. That meant that these little ones were sturdier than the average sized ones. Even the seam running up the side looked bigger and tougher. At least to me.
Everybody's parents used the empties quite a lot because they were about the correct size for their younger children to drink out of. A twelve-ounce can would be too large.
I remember drinking milk and fruit juice out of them too, but the memory that first comes to mind deals with how my mom found them convenient. She used to supply me with one filled up with beer and I can recall happily walking around the living room at age four in Louisville sipping my hoppy, soapy brew. I think she might have done it to calm me down and stop my endless chinwag.
Some will say that drugging a child in this way is to stray from the path of goodness, but as far as crimes go this seems small potatoes to me. Latas para jugo congelado de fruta concentrada

Estoy seguro de que ya no las fabrican— esas pequeñas latas para jugo de fruta concentrada y congelada. Usarán papel hoy en día, yo sospecho. Pero todavía me acuerdo de esas latas pequeñas. Una lata de ese tamaño hacía mucho jugo y adivino que el grosor del metal para las latas estaba estandarizado. Eso quería decir que las latas pequeñas eran más duras que latas normales. También la unión en el lado de tal lata parecía más grande y dura.
Así me parecía a mí de todos los modos.
Los padres usaban esas latas vacías muy a menudo ya que eran del tamaño correcto para que sus niños pequeños pudieran beber.
Recuerdo haber bebido leche y jugo de frutas también de esas latas, pero el recuerdo que primero me viene a la mente es cómo mi madre las encontraba convenientes. Ella solía darme una llena de cerveza y puedo recordar caminando felizmente por la sala a los cuatro años de edad en Louisville bebiendo mi cerveza lupulosa y jabonosa. Creo que ella podría haberlo hecho para calmarme y detener mi interminable charla.

Hay quienes dirán que drogar a un niño así es desviar del camino de la bondad pero a mí me parece una cosa de poca monta.





Escrituras y locuras May 12, 2021 Master File